jueves, 4 de marzo de 2010

Nuestro hogar

Yo tenía un hogar.
A veces era un pequeño apartamento en el que había lo justo para nosotros dos, y otras una gran casa con jardín. Todo cambiaba depende del día o la ocasión, pero nunca perdía esa esencia de ser nuestro hogar. Pasaba muchas horas al día vacío, pero daba sensación de lleno, vivo y habitado. Siempre lucía el sol y era cálido. La habitación tenía un armario lleno hasta los topes de ropa sin planchar y zapatos de todo tipo así como un gran espejo que reflejaba el brillo de unas sábanas revueltas, que hacía de él un refugio desenfadado. Siempre sonaba música, variada pero buena música, y en ocasiones incluso podías imaginar que oías a los lejos una risa infantil. Si no te andabas con cuidad podías acabar pisando la cola del gato que era dueño y señor de esos dominios, pero por mucho cuidado que tuvieses, siempre acababas llevándote su presencia pegada a la ropa. Siempre olía a comida casera y postre recién hecho y había estanterías llenas de tazas de diferentes formas y colores.


Hoy es oscuro y frio. Ya no se oye música ni huele a nada .Hoy no existe.


Yo tenía un hogar en mi imaginación…